El Libro de Arena. No es cualquier libro.


José Antonio Mederos

        En estos días revisando algunos de mis libros que tengo en desorden, me encontré con un libro viejo sin letras en su portada y que en el lomo tiene el título de El Libro de Arena de Jorge Luis Bórges. Recordé que ese ejemplar me lo regaló un amigo que probablemente muchos compañeros de la Universidad Central de Venezuela recuerden, su nombre era Víctor; el librero de la puerta de Plaza Venezuela. A él le compre muchos libros de viejo, pero este en particular me lo regalo. Lo leí con algo de tristeza sabiendo que falleció recientemente. Me enteré a la distancia, lejos del lugar de los afectos. Víctor era de pocas palabras, pero sus actos y los libros son suficientes para saber que era una buena persona.

        La verdad es que comentar algo acerca de los libros de Bórges que no se haya dicho es imposible. El libro de arena en particular es una muestra de su maestría incomparable como narrador, de su infinito conocimiento de los seres humanos y su inmensa cultura, que lo convierten para mí en uno de los escritores top de mi lista de preferidos y sé que también lo es para muchísimas personas. Sin necesidad de un Nobel, sabemos que él es de los inmortales.


        Esta obra está constituida por trece relatos cortos llenos de personajes, situaciones y ambientes casi surrealistas, en algunos casos inverosímiles, misteriosos e incluso aterradores. Hay un personaje de fondo que es común a gran parte de los relatos y es el tiempo, un tiempo que avanza, retrocede, salta, se esfuma, genera encuentros impensables y con consecuencias en muchos de los actores de los relatos.

       Los trece relatos son: El Otro, Ulrica, El Congreso, There are more things, La secta de los treinta, La noche de los dones, El espejo y la mascara, Undr, Utopia de un hombre que está cansado, El soborno, Avelino Arredondo, El disco y El libro de arena.
       Todos son excelentes aunque confieso que siento predilección por El Otro, Ulrica, Utopia de un hombre que esta cansado y El libro de arena.




    El tiempo, esa variable presente en los relatos y que define el devenir de las historias, da la sensación de que los actos humanos, grandes o pequeños son devorados por ese factor incontestable; de que la vanidad del hombre es algo ridículo en la inmensidad del universo. También deja ver que todavía hay misterios de la existencia que nos seguirán fascinando y que aunque pensemos que estamos cerca de descifrarlos, se escurren. Y que bueno es que no podamos aprehenderlos porque nos mantiene viva la curiosidad, la imaginación. Necesitamos que esos secretos eternos y divinos sigan siendo un enigma.  



       
      De Bórges, solo decir que nació un 24 de agosto de 1899 y se dice oficialmente que murió en Ginebra un 14 de junio de 1986, pero sabemos que en realidad esta vivo, como lo están algunos hombres que tienen la habilidad de conmover en lo más intimo a individuos y de sacudir el inconsciente colectivo del genero humano.




       En memoria de Víctor el librero, que en la extrema humildad realizó uno de los oficios más lindos que se puedan ejercer.

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